


a estas alturas
Afortunadamente, la cuarta y última parte de la saga ha cambiado el rumbo, y ha puesto la "curva de Shrek" otra vez hacia arriba. La promesa de que era la última aventura ya fue todo un alivio: ir a ver una cuarta aventura del ogro, precedida por aquel fracaso artístico y sin la seguridad de que fuera el final hubiera echado atrás a muchos espectadores. Si bien el nivel de felices para siempre no llega al de las dos primeras pelis, se nota el esfuerzo que los creadores han hecho para irse con un poco de gracia, y la pirueta argumental tiene su intríngulis.
Unos meses después, ya en Lisboa y un poco más familiarizado con el portugués, compré en una de las muchas librerías ambulantes, tan típicas en la ciudad (aparecen y desaparecen de las estaciones de tren) Ensayo Sobre la Ceguera (Ensaio Sobre a Cegueira). Me fascinó, como a tantísimos otros lectores, la parábola “que-pasaría-si” (muy en la línea de las Intermitencias) sobre un país sin nombre en el que una epidemia de ceguera blanca está dejando sin vista a todos los habitantes. Es brutal de principio a fin, y disfraza de misantropía lo que en realidad es un alegato a favor del hombre y de la familia/sociedad como único camino para la redención de éste. Tiempo después vi la película de Fernando Meirelles, muy interesante en el sentido de cómo pone en imágenes las acciones del libro, pero que deja de lado, por necesidad, la parte más importante de las novelas de Saramago: las reflexiones filosóficas que hacen o el narrador o los propios personajes, y que convierten a las acciones en meras excusas para éstas.
En las navidades que pasé en Portugal, una persona muy importante para mí me regaló El Evangelio Según Jesucristo (O Evangelho Segundo Jesus Cristo). Es un libro duro y denso, pero muy interesante en su sistemático despiece/reinvención de los Evangelios y en la búsqueda de rasgos humanos en Jesús, y en su descripción de un Dios (casi malvado, por qué no decirlo) que ha perdido el control sobre su poder. Me siento un poco fraudulento hablando de este título, porque hace mucho tiempo que me quedan unas 70 páginas para terminarlo. Es el único vínculo inconcluso que tengo con la persona que me lo dio, y eso pasó progresivamente de ser la razón para terminarlo a ser el porqué de que nunca quiera llegar al final.
Mis compañeros de trabajo (saltando un par de años adelante) me regalaron en mi despedida El Viaje del Elefante, ya en castellano y traducido por la mujer de Saramago, Pilar del Río. La penúltima obra publicada del autor no es ninguna maravilla pero describe muy bien, y de forma bastante entretenida, una de esas "historias de la historia" en que el rey de Portugal le regala un elefante asiático al emperador de Austria y éste tiene que hacer el viaje Lisboa-Viena. La primera etapa es la que va entre Lisboa y Valladolid (viaje que yo he hecho alguna vez) y sólo por eso me tomé el libro como algo bastante personal. Aunque ahora que leo todo esto, lo mío con Saramago es casi siempre bastante personal. Este año, y ya en Londres, me enteré en la página de la Fnac española de que Saramago había sacado libro. Se llamaba Caín (Caim) y me costaba lo mismo hacérmelo mandar desde España que desde Portugal, así que me incliné por la versión original y lo compré en fnac.pt. Volviendo al estilo de El Evangelio, la reinvención esta vez es la de la historia del primogénito de Adán y Eva, que deja de ser el malo de la película para ser una víctima más de ese Dios salvaje que no deja de agredir a los hombres ni de mandarles mensajes contradictorios. ¿Sabía Saramago que esta era su última novela cuando escribió, como sus últimas palabras, “A história acabou, não haverá nada mais que contar”? No lo sé, pero sea como sea le ha quedado redondo.
También en Inglaterra he vuelto a regalar a alguien Ensayo Sobre la Ceguera (ahora Blindness), que se convirtió así en el primer libro del que he comprado una copia en tres idiomas. Hace pocos días estuve en Lisboa de nuevo, y no me puedo arrepentir más de no haber comprado Memorial do Convento, que tuve en mis manos en Chiado, pero imagino que ya habrá tiempo. Al día siguiente de mi regreso de Portugal murió Saramago, y el resto está todavía fresco en los periódicos como para alargarse más en ello.
Dijo Saramago (a colación de las Intermitencias) que lo malo de la muerte es que “estás, y luego de pronto no estás”. Puede ser que sea así en el plano más práctico, y es cierto que estos días me he imaginado alguna vez a Pilar muy triste, vagando por los lugares que compartía con José en su casa de Lanzarote. Pero como habéis visto por mi incompletísimo y anecdótico recorrido por sus trabajos, me quedan muchas obras de Saramago por leer, y espero hacerlo. Y mientras tenga sus libros, Saramago estará.
En lo cinematográfico, quedan pendientes de crítica Hot Tub Time Machine (que bastante bien), Furia de Titanes (mucho mejor de lo esperado), Io Sono L'Amore, I Love You Phillip Morris... el día menos pensado cojo y empiezo a escribir aquí con regularidad.